¿Por qué el agua apaga el fuego?

“Con una columna de nube los guiaste de día, con una columna de fuego los guiaste de noche: les alumbraste el camino que debían seguir”. Nehemías 9:12, NVI online.

¿Has visto películas donde estaba ocurriendo un incendio? ¿Qué hicieron los bomberos? ¿Tiraron agua? ¡Por supuesto!

El fuego surge cuando tenemos tres elementos:

Un objeto a ser quemado que es el combustible.
Una molécula que permite una gran reacción (oxígeno [oxidante] de la atmósfera).
En esta reacción, un gran calor.

Si eliminamos uno de estos elementos, el fuego se apaga. Parece simple, ¿verdad? ¡Pues sigue leyendo!

Mira esto, no es fácil eliminar el combustible, ya que es el material que se está quemando, y mucho menos quitar la molécula de oxígeno que está presente en la atmósfera que respiramos.

Entonces, la clave para apagar el fuego es eliminar el calor. ¡Eso mismo!

Es en esta reacción que entra el agua, ya que reduce la temperatura del combustible, eliminando así el calor, lo que cambia el estado físico del agua de líquido a gaseoso, eliminando el calor del combustible.

Pero el agua no apaga todo tipo de fuego, ¿eh? Por lo tanto, clasificamos los tipos de fuego en 3:

Fuego tipo A. Se puede extinguir con agua, lo que elimina el calor del combustible. Por lo general, se asocia con sólidos, como madera, tela, etc.
Fuego tipo B. Es uno que ocurre en combustibles, como gasolina, alcohol, aceite, etc. En este tipo, el agua no se usa, ya que distribuye el combustible aún más. Entonces, necesitamos eliminar el calor usando un polvo químico o espuma, que “sofoca” y apaga el fuego.
Fuego tipo C. Es el que resulta del equipo eléctrico, donde no usamos agua porque conduce electricidad. Para sofocarlos, se utiliza polvo químico.

Por lo tanto, es muy importante llamar a un adulto para que ayude en casos de esta naturaleza. Recuerda: fuego y humo = Llamar a un adulto.

El fuego en la Biblia se usó como guía y calor para el pueblo de Israel cuando salieron de Egipto.

Mientras siguieron haciendo lo que Dios les pidió, no tuvieron problemas. Eso solo cambió cuando pensaron que podían hacerlo mejor que Dios. ¡Y ese fue el gran error!