
Diseño en la naturaleza
La idea de que la naturaleza es el resultado de un diseño inteligente se aceptó sin vacilación o controversia durante muchos siglos. El salmista afirma que se puede ver a Dios en la naturaleza:
“¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!… Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos… digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” (Sal. 8:1, 3, 4).
En Romanos 1:19, 20, Pablo argumenta que la evidencia de Dios en la naturaleza es tan clara que ninguno tiene excusas para negar su existencia, poder y soberanía. Para muchos autores, las evidencias de un diseño en la naturaleza apuntan al Dios creador de la Biblia.
William Paley sostenía que la naturaleza está repleta de rasgos que muestran evidencias de diseño. El las llamaba “invenciones”, y las comparaba con los dispositivos o máquinas de manufactura humana. La ilustración más famosa de Paley es la de un reloj. Suponte que nunca antes has visto un reloj, y que encuentras uno. ¿No sería obvio pensar que el reloj fue diseñado y construido con un propósito, aun cuando no supieras cuál es? De la misma manera muchas características de los organismos vivientes funcionan como máquinas. Si reconocemos las actividades de un diseñador cuando observamos dispositivos mecánicos, también podemos admitir que existe un diseñador cuando observamos rasgos similares en los organismos vivientes. De acuerdo con Paley, la naturaleza exhibe las propiedades de un diseño, lo que nos lleva a reconocer al Dios de la naturaleza.
Ejemplos de diseño en la naturaleza:
Otros ejemplos de diseño incluyen la existencia del código genético, el proceso de la producción de proteínas en las células vivientes, el proceso de la producción de ácido nucleico en las células, los sentidos, la regulación de los genes, los complejos procesos químicos de la fotosíntesis y el sexo, entre otros. Aunque se han hecho algunas conjeturas acerca de cómo pudieron surgir estas características sin un diseño inteligente, los procesos propuestos parecen tan improbables que el diseño inteligente pareciera ser el más plausible para muchos eruditos.
De acuerdo con Pablo en su carta a los Romanos, la naturaleza ha sido claramente diseñada, pero no todos están listos para reconocer al Diseñador. La naturaleza puede ser adecuadamente comprendida sólo a la luz de la revelación especial de Dios en las Escrituras.
Guiados por la Biblia, podemos unirnos con el salmista en alabanza al Creador: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos… Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras” (Sal. 19:1, 4).
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